viernes, diciembre 23, 2005

Agricultor de Sueños...


Se afianzan las compuertas del cielo entre nubes,
se cargan de odio y chorrean las primeras lagrimas donde se amamanta la tierra.
Que gris es mirar como ángel la lluvia;
se abren muros al sol para detener sus flechas de alba;
se cierran muros para encender las venas que el negro enciende…

Los girasoles cabeza baja presagian una noche aglutinada en negro,
La tierra tiene miedo de que en su seno no florezca el día;
cuanto miedo tuve yo de no volver a despertar…
Mis parpados cerrados como quien jala una persiana.
Mi boca seca como quien deja al sol un hombre de barro…

Tal vez soy un muerto (dice la muerte)
tal vez he dormido profundamente durante todos los siglos.
He olvidado todo menos el recuerdo…

Sigue lloviendo,
alguien abrió el grifo del cielo y están lloviendo ángeles,
niños recogen un su cabello el dolor del día;
el campo tiembla entres las pajas
el temor anuda el viento en cada una de las hojas
y yo vuelvo a mi niñez…

Recuerdo los días,
los días de la noche,
aquellos eclipses de mi alma
los viejos zapatos de aquellos días que hoy quedo descalzo…

¿Veo, lo ves?
Aquél anciano que no es mi intención que mires,
esta caído como árbol y partido como un rayo de verano
Tiene el rostro de las flores cuando se secan,
el mismo sombrero que ochenta años tallo el campo con un buey.

¿Lo ves?
Yo aún lo miro…
Con la mirada de saltamonte perdida en los maizales,
los talones rotos de camino,
los huaraches reventados de ilusión…

¡No quiero que lo sigas mirando!
a mi me a resultado imposible espantar de sus ojos la mirada;
la mirada es un chanate esperando tragarse los recuerdos,
es el inicio y el fin de mi camino en la memoria,
el enjambre que le dio la miel a mis gripas,
esa memoria es el padre sin hijos que parió mi olvido…

¿Tu si recuerdas?
Espero aún florezcan en tu evocación esos recuerdos…
Hace años lo miramos desde la misma ventana que abrió el prado,
Entretejía sus sueños en mimbre donde se acunaba el viento.
Cuantos gatos fueron sus leños encendidos de garrapatas;
aquellos con la roña de destino y las pulgas de dueño…

Los años han labrado las arrugas del viejo,
¿Cuánta esperanza sembró?
Esperaba que los amigos y las cantinas florecieran en sus magueyes.
Odiaría vivir abrazado a la muerte;
por eso no ha muerto y vive aun en mi memoria…

Las horas muren entre gotas de tiempo,
apalean las ventas y bombardean las hojas.
Que triste es morir ahogado sin un rayo de sol que evapore tu alma;
quisiera la reencarnación sin blasfemia e invocar a mis muertos,
revivir mi niñez y despertar al mesquite donde columpiaba mis sonrisas…

Cuántas pencas nacieron del nopal de mis amores en aquel monte,
siempre verdes y rojas sepultaban mi fe entre sus espinas,
Campesina de alma,
surcadora de sueños en los arados de mi piel…
Que vacía es la vida sin sorgo que recolectar en los bolsillos…

Quiero los pies descalzos de camino con las veredas abiertas en las huellas,
Quiero un sendero que como reloj regrese el tiempo,
Quiero la panza de baúl de lentejas,
El pan de nata y el café de hoya cargando mis desvelos…
He de encontrar mi día con sol de maíz,
surcos que marcar,
lluvias que ahogar en los charcos de mis dedos…

Que triste es soñar cuando caes de la cama,
Que triste es no llover y volver a tronar en el cielo,
Que triste es sólo soñar con lo que no tuve y labrar mis sueños en un seco huerto…


Elva*

miércoles, diciembre 14, 2005

Un ciudadano sin sueños deja de ser hombre...


Qué emana de este vació:
el sentimiento inerte de lo que nunca existió,
una cascada de aire que coagula los huesos,
un andar entre carroñas hasta congelar las ideas…

Que lánguido es el día si el deseo de poder anuda los nervios,
Que vacuos son los ojos con el color apagado,
Que mutismo somos cuando las notas mueren en fauces del sonido,
todo se olvida, el aliento sucumbe y las letras se decapitan para morir solas…

Que cruel es el hambre que duerme en la miseria,
el frió que hila los zapatos desteñidos de los años.
Qué alumbra a un pueblo muerto en las semillas…
Cuánta sequía tuvo este siglo que dejaron de crecer raíces en los padres…

Qué escarlata es pensar, cuando el dolor calcina desde adentro,
qué mirar sin miradas que zurcir a los ojos,
qué esperar de los días apagados en los brazos del tiempo.
Que viejos somos de esperanza y que niños de muerte…

Seguiré las huellas de un descalzo invierno con el frió de cobijo.
Que anémico es gritar y que el silencio esconda las palabras,
Puedo todo, y lo que no ha de morar las noches conmigo,
Puedo ser día de sol con la oscuridad jadeante en las entrañas y no morir jamás…


Elva*

martes, diciembre 06, 2005

Remembraza

Todo camino inicia sus pasos donde los malos recuerdos se olvidan de uno, yo comencé los míos en Durango en una madrugada de Abril, para terminar a un no se en que sitio ni en que momento, pero a este mal paso no quiero darle prisa.

Siempre recordare a mi alma esparcida en los rincones de la ciudad, la recordare con pico y pala escarbando sus pensamientos, hasta caer en el vientre de mi casa que me vio nacer, donde tantas veces he muerto y reencarnado en palabras, porque eso nos salva a todos, a veces el arte es lo único que nos ayuda a nutrir el “ser”.

Los primeros pasos de mis letras fueron a los 5 años, cuando desperada por aprender a escribir juntaba las vocales intentando que dijeran algo, aun recuerdo las palabras de 15 letras que sólo contenían aeiou repetitivamente y sin sentido; y yo siempre quise que dijeran algo.

Escribí a los 8 años mis pensamientos; creía en las cartas sin destino ni alas; uno aprende que este placer por escribir nunca termina, una vez dentro nunca encuentra el camino de regreso, una vez que pisa una letra y un libro se vuelve nuestra vida y uno mismo se encarcela en ella, con la libertad más grande de hacer y deshacer nuestra existencia a través de las palabras.

El arte siempre fue el pulso de mi vida; desdé los 14 años lo busque en la música, donde el canto ha sido hasta la fecha una de mis mejores compañías, sin contar otras disciplinas para las que en mis intentos de ser buena en ellas jamás dieron fruto y nunca encontré el punto que le diera el tiro final a lo que mi alma buscaba.

Hace un año y medio me tope con las clases de literatura, donde encontré la mayor gloria y el martirio más grande de mi vida, uno se da cuenta de lo ignorante que es y termina por avergonzarse de haber desperdiciado tanto tiempo, si antes tenía el placer por la lectura, hoy tengo la obligación más satisfactoria por seguirlo haciendo. Cuanto esfuerzo, y desveladas me costo entender lo que es un poema, cuanta sangre no vacié en mis primeras metáforas y cuanta alma no se entrega en cada verso.

Pensar que odiaba las clases de español, lectura y redacción, y gramática, y fue finalmente donde escribiendo encontré el vertedero de todas mis miserias, glorias y recuerdos. Encontré el espacio donde es tan necesario ser uno mismo y tener también la oportunidad de no ser como se es en realidad; encontré el lugar y el espacio para hacer de el mundo el reflejo de lo que mis ojos miran y sienten, lo que quiero sentir, lo que no conozco y lo que se, podemos tener un mundo de antitesis reflejado en las palabras, un mundo tan real y tan metáforado, quizá nuestra vida es así en realidad, quizá cada poema o cada escrito es un personaje que asumimos, de por si que cada verso es una de las mentiras mas maravillosas que yo conozco, y si es que aun tengo la curiosidad por saber como jugar a Dios en el papel escribir, siempre será mi hogar.